Que el viento de ayer y hoy se lleve mis ideas,
que barra desenfrenado lo poco recreable que queda en mi.
Lo estalle, lo explote allá lejos...en la dirección física de su trayecto,
por estas fechas destempladas.
Abrazada a mi cuerpo lo escucho, lo sentí venir.
Enfurecido, está queriendo levantar los cimientos de esta mole donde me arrincono.
Afuera, arremolinándose apocalíptico contra las hormigas que somos.
No creo pueda cargar con el cuerpo que moldeó el cincel de esta ciudad insulsa.
¿Para qué?
Que se lleve los pensamientos...hay mucho más en ellos.
Puede hacer mucho más con ellos.
En las articulaciones oxidadas planeo un nuevo movimiento,
en contra de la vorágine,
a favor del viento.
Voy a soltar algo que me pesa, y ver que pasa.
Ya fuera, las hojas secas gigantes me chocan la cabeza,
y mi fibra resuena, temblando nerviosa como la piel del tambor,
en un rito mortal.
Viento...terrible movimiento.
Ya estoy desnuda.
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