miércoles, 30 de marzo de 2011

Sobre aquel desencuentro

Esas caras, esos seres que otrora me miraron de muy cerquita. Que se metieron en mi encordado interno donde vibramos al unísono. Que fueron yo.
Otrora, que palabra horrible...no la voy a repetir más.
Esas figuras, familiarmente reconocidas, ahora me miran de reojo. Con extrañeza. Son...como plásticas, caretas. ¡Son caretas!
Hay un círculo de caretas gigantes, de colores brillantes casi casi como en la escena de esa película que no puedo recordar. Son enormes, resaltan en el fondo negro del lugar.
Estoy viendo todo aquello y me apena esta forma impersonal de realidad, este despliegue que bien podríamos usar para un espectáculo infantil y no como excusa, en esta cháchara de fines tan evidentes como pestilentes. ..
Me apena no encontrar sus ojos, ahora hay huecos oscuros allí.
Entonces cierro los míos, me niego a un festival de Venecia que ni viene al caso.
Me quedo dentro. Ya pasan, ya se va el carnaval...la noche se queda, faltan aún muchas horas.
Y soy amiga de la noche, eso ahora me parece afortunado.

Tucumán-2009.

Sobre el corazón

 El corazón tiene sus cosas. Entre una persona y su corazón existe un lenguaje específico, único. Si no se ejercita se pierde. La persona se pierde, el corazón hará la suya. La persona creerá que lo lleva, que ES el corazón, pero no. Él mantiene su autonomía.
"No soy yo, es el corazón." Se refugiará, sin conocer que es al revés.
Con su carga y su ritmo, hay toda una alquimia en el contacto de ambos, persona-corazón.
Ese camino que dicen que el corazón señala, muchas veces es casi imposible. Destructivo, extraño. Y él, intachablemente lo sigue señalando, lo seguirá queriendo, sabio. Y lo sabemos.
Porque se mueve en otros estratos...esa incomprensible pureza que ni roza la cultura, la moda, la educación...ni qué hablar del tiempo y las cuadraturas.
Los corazones ven con absoluta claridad todo lo que a nosotros se nos nubla. Hay que ponerse de su lado, hacer treguas. Conversar. Explicarles que uno sufre en carne sus desvaríos, su causa. Pedirles paciencia.
Y creo yo que lamentablemente en algunos casos, sublime en muchos otros...siempre hay que respetarlos, secretamente...seguirlos. Son mucho más inteligentes que nosotros.

El corazón tendrá esa cosa, que por ponerle una palabra le diré tortuosa. O conmovedora, o misteriosa o simple : Infalible.

                                                                                                                Tucumán-2009.