Arde tanto la verdad,
es confundir azúcar con soda caustica en el desayuno.
Escuece tanto la verdad,
como los dictados sorpresas en 2° grado.
Molesta tanto la verdad,
es ese cuerito al lado de la uña mal cortada del abuelo.
Más fuerte que la bocina de los trenes por chocar.
Hambre, hambre
famélica la verdad te desencaja
rasgando donde más te duele sus cantares
para ser reconocida.
Paraliza, la verdad contenida.
Es la mazmorra de la mierda y el natural killer por excelencia.
Más sutil que aquella vez cuando adivinaste mi llegada. Parece maquillada.
Y si te acuestas, ahí sobre la almohada
pica tanto la verdad
como el mosquito más canchero.
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