Esas caras, esos seres que otrora me miraron de muy cerquita. Que se metieron en mi encordado interno donde vibramos al unísono. Que fueron yo.
Otrora, que palabra horrible...no la voy a repetir más.
Esas figuras, familiarmente reconocidas, ahora me miran de reojo. Con extrañeza. Son...como plásticas, caretas. ¡Son caretas!
Hay un círculo de caretas gigantes, de colores brillantes casi casi como en la escena de esa película que no puedo recordar. Son enormes, resaltan en el fondo negro del lugar.
Estoy viendo todo aquello y me apena esta forma impersonal de realidad, este despliegue que bien podríamos usar para un espectáculo infantil y no como excusa, en esta cháchara de fines tan evidentes como pestilentes. ..
Me apena no encontrar sus ojos, ahora hay huecos oscuros allí.
Entonces cierro los míos, me niego a un festival de Venecia que ni viene al caso.
Me quedo dentro. Ya pasan, ya se va el carnaval...la noche se queda, faltan aún muchas horas.
Y soy amiga de la noche, eso ahora me parece afortunado.
Tucumán-2009.
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