Después de una larga siesta me dirijo al jardín de casa, todavía soñolienta y entumecida. Hace tiempo no utilizo las tijeras que mi tío me heredó. “Te van a hacer falta, si seguís acumulando bosques”, decía. Y era cierto … desde mi adolescencia desarrollé cierta tendencia vegetal. Recoger tallos, comprar semillas y leer sobre botánica era para mi como ir al cine o salir con amigos.
El ajetreo diario hizo que desbordara mi frondoso mal llamado jardín, en verdad tengo 180 metros cuadrados de superficie repleta de especies verdes, y otros colores. Jungla personal. Descuidada.
No respeto las normas ni siquiera en tareas domésticas, por diversión. Lo correcto y más sensato sería comenzar a podar desde adelante, para ir adentrándose poco a poco en el corazón de la maleza y dar forma al lugar. Envalentonada, me pongo los guantes y el mameluco. Cierto dejo de aventura en mis ojos y aires de carpintero. A pesar de las ramas y lo salvaje…camino hacia el centro de mi lugar. Me lleva un largo tiempo, por momentos siento que me pierdo, transportándome a otro mundo tan irreal, tan incompatible con mi concepto…esto esta realmente abandonado. Y cuando creo estar ubicada, cansada y en penumbras…rodeada de lianas, hojas enormes y frescura, me detengo.
Zaaaag, zaaaag! mis tijeras de podar están vivas. Zaaaag, zaaaag ! se lubrica el metal con la sabia y van más rápido. Adelante, atrás, a los costados, caen suaves pétalos sobre mi, se despeja el entorno. Permanezco, aproximadamente 3 horas en la tarea…
A punto de detenerme, los brazos dolorosos, los cachetes rojos y casi casi satisfecha por el trabajo del día, lo veo : un espécimen no reconocido, un alguien que no debería estar allí. Demasiado feo, sus flores otrora resultaron venenosas y las mariposas hulleron del lugar en cuestión de meses. Desde que apareció no crecieron al rededor suyo otras floras y fue criando raíces descontroladas que al principio eran intrigantes por sus raras formas y luego estropearon la belleza del conjunto. Lastimando lo más bonito de allí. Mis energías fluyen naturales y tengo para un largo rato más.
Corto tus dedos, corto tus muñecas secas, Zaaaag, Zaaaaag ! duro tu tallo, duro de arrancar, y otro más, enredadera, hiedra, Zaaag ! Zaaaaag ! caen tus pedículos marchitos, de ojos cerrados, nariz incipiente, y core de ayer.
Ahora : abonarás.
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