El montoncito de partículas que conforman tu nombre, esa materia que se desplaza, se va de viaje, me deja un mes… huye a Buenos Aires y a Casabindo. Buscando sus pasiones, desmadejàndose en la vida que te ovilla y te jode.
Ese cascabel de tu nombre pronunciado por otros, en la punta de una mesa cuando paso caminando cerca del bar, me da vueltas y me planta una cara típica, ilegal. Prendo algo rápidamente, o te llamo … y quizás no estás.
Cumulus nimbus… hidratante y sofocante . Me mataste.
Solo espero la tarde para sentarme en el balcón a verte gorda y blanca entorpeciendo el horizonte. Deshaciéndote de nuevo para persistir.
Me envuelvo en vos aunque no pueda comer por días y me deprimen tus desperezos, tus desayunos, tu vitalidad, papeles amarillos y lámpara torcida.
Cumulus : baja un cambio. Baja un rato.
O destrozame de una vez con tu tormenta que es mito.
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