viernes, 27 de mayo de 2011

Paix

Así,
en cualquier idioma me da igual.
Kilómetros y kilómetros de playa serena.
Planicie decorada, sinfín de seres innombrables.
Flotar estando bien pegada a la superficie, que se siente en cada punto declive...
que me proyecta a todo el universo.
Adosada tan naturalmente al mundo,
visitante de las esferas celestes más lejanas.
Paix.
Siento.
Soy una gota.
Una gota musical...prendida irrevocablemente a la melodía del tiempo.
Flujo energético.
Intercambio.
Paix.

martes, 24 de mayo de 2011




Qué acidez la pared sin su sombra, 
apoyado contra el marco del presente. 
Qué desagrado la carnicería de todas las posibilidades que fueron. 
No me despiden ni lo perdonan estas palabras. 
Solo evocan, lo único que pude elaborar. 

Dice que no viene. 
Y así, que no llegan las manos, la espalda, 
la mirada serena, la plenitud completa de su presencia abrazadora
enorme...en todo, 
por mis mundos, de ambulante entre lo vivo y las cosas. 

El imaginario se aleja como aerostático de nuestro viaje que no terminé de llenar, 
y se soltó... por ahí. 
Y me quedo sin aire casi, casi...
transformado mi árbol interno en campos de atados, 
que escaparán por mis labios mientras divago en nosotros. 

No haremos vigilia nocturna en lo común, 
se borró la cita de la tregua
por las treguas borradas. 
Nuevos suspensivos. 
Quiero frenar con el pie, al borde de la cama el sol que va a salir. 

Desencadenante de futura ausencia, 
viaje tropical, bichos de por ahí...qué mas da. 
Yo sin manga pa´ poner la carta, me la trago y esto hago. 
La música sigue sonando, 
y nunca tantos tangos tan porteños me hicieron mirar al destino y acordarme de todos sus parientes, como ahora. 



sábado, 21 de mayo de 2011

Dentro mio

Dentro mio hay túneles excavados por seres,
a los que no les permití la entrada y se infiltraron.
Dentro mio vive un anarquista,
a quien mantengo borracho casi todo el rato...para acallar.
Y si sobrio me lo encuentro... ¡Ay!
ese día hay revuelo y desazón.
Estamos en tratativas...sin mucha esperanza.
Dentro mio va de un pequeño jardín andaluz lleno de flores,
a las catacumbas más oscuras donde moran algunos monstruos.
Los viejos, los nuevos...los subconscientes y los tiernos.
Los entreno...cuando me siento en forma.
Dentro mío se reproducen películas todos los días
de 0:00 a 0:00. Diferentes salas...para gustos varios.
Dentro mio no hay lugar para tu olvido.
Y me asombro de todo lo que falta todavía por absorber.
Dentro mío se puede tomar un té.
Si es que ese día no pasó un huracán y se volaron todos los muebles,
con la pava y las palmeras también.
O me quedé colgada boca abajo de las estrellas
que fui a recoger en alguna quimera.
Pero indefectiblemente, dentro mio,
la vida bebe sangre del cauce de las arterias
y se duerme una siesta en la sima de la cresta ilíaca que prefiera.
Contemplando en sueños los atardeceres y los lugares a donde voy.
Dentro mío colecciono partículas.
Hay un campo arado donde siembro sfijas.
Tengo un espejo antiguo, donde te encontrarás por mis ojos.
Un álbum, horas y horas de conversaciones
recién saliditas del horno.
Dentro mío el mapa mundi está al revés
y todo hay que hacerlo caminando.
Eso si, se desconecta a veces la antena
y para comunicarnos, tendremos que tocarnos.
Dentro mio, si no llueve...se verá todo en sepia.
Si me duele, le mando un libro...o una pastilla de souvenir.
Dentro mio a veces no estoy.
Y nace un puente sobre cataratas y barrancos
hasta una casa, a cualquier lado, a la estupidez.
Surge un arrollo que hasta hoy no se secó.
Y hay jirones varios por los rincones.
Dentro mio también,  hamacas paraguayas espectaculares,
si molestan los efectos especiales, tengo auriculares.
Besos facilitadores del viaje en frasquitos sagrados.
Estanterías de ganas y bocetos.
El reloj detenido, casi todo el tiempo.
Un sector de no fumadores que aborrezco,
y uno en donde nada se toca...sin necesidad de cartel.
Después de un tiempo,
ya no parece tan desordenada la extensión.
Dentro mio, si no me mudo tanto...
si no se pelean todos (les encanta debatir)
...si no me visto de espanto...
si no se organiza la kermes, ni la huida,
si no cierro el boliche y sola canto...
por lo general se puede estar muy tranquilamente.
Y mientras dé las campanadas el mio cardio,
espero allí encontrarte de repente, alguna vez.
Pa que te quedes por un buen rato. Y más.
Si eso pasa... todo lo antes descripto y lo invisible,
se inunda de nosotros,
y así es como me gusta estar.

Según un predicador...hoy es el fin del mundo.

Me tiene sin cuidado el fin del mundo.
Yo he besado la mejor canción.
Contemplado el paisaje hermoso después de una jornada agotadora.
He tenido días sencillos,
días torbellino...
muchos días.
Claro que podría tener más...¿Y qué?
Ojalá sea así...
Me encontré con la mirada del ser que quiero.
Todo se ilumina y para mi esto ya es otra dimensión.
Nacemos cada día envejeciendo...
Que esta noche nos pille bailando...a todos.
Y mañana también.
Que si nos chupa la energía negra o nos expandimos tanto tanto así,
hasta el punto de no vernos más...
voy a seguir sonriendo.
Y eso te va a llegar...de alguna forma, en algún lado.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Acaso venga al caso tu ocaso.

Yo he visto el ocaso tras tus rejitas óseas.
Y si hay colores para los fuegos internos, el tuyo sería gris...
un fuego gris como el disco del flaco.
Un solazo que ennegrecía lentamente con su retirada.
Te has disfrazado de caducidad con un par de palabras.
Te fue muy fácil, además.
Y no estás muerto corazón,
 pero no te mueves.
A falta de sendero común, muro bien oscuro.
¿Un muelle quizás?
Otra vez quiero mejorar lo decadente.
La libertad no es negociable entre nosotros hoy.
Suponiendo aquel muelle...
embarca y zarpa un beso con viaje
(sólo de ida)
 derechito al cráter oceánico más remoto.
Ni siquiera es poético.
Ahí abajo en el misterio de las criaturas sin ojos,
me asusto.
Hoy.
Otro día te hubiera acompañado aguerrida a la derrota. 
Todavía había cierta calidez otoñal en tu presencia.
Decías adivinar mis sentires verdes.
 Y yo te digo que eso no basta.
A mis sentires los recorté a diario, para cuidar mi jardín ancestral.
Donde habito.
El que crece con desmesura desde que nací.
Donde todavía amanece, mientras duermo.
Sin ti.
Sin saber modificamos nuestros soles con antojo...
 rebeldes, altaneros, heridos, sinceros.
Yo he visto el ocaso tras tus rejitas óseas y me despedí de aquel día.
Ya no somos tan fuertes.
Tomarnos parece una emboscada cínica al amor...entonces:
Que tengas buen día, con el sol del otro lado en tu pecho, corazón.

martes, 17 de mayo de 2011

Ultima nota

Hastío.
Devoluciones.
Tedio.
Silencios más habituales.
Iba sobre el mundo como el oso del circo en la pelota,
haciendo juegos malabares al son de todo.
Hasta que giró tan rápido...
que corriendo al borde del vacío me caí.
Con vos era una y siempre quise ser otra.
Sin desvalorizar el alucinante aporte que le hicimos
a nuestros pergaminos,
a nuestras bocas,
a cada célula,
a todo el ser.
Con el peso de la duda,
ya hace tiempo te amaba
en blanco y negro.
Y si callaba...
era esperando que duermas.
Para estar ahí,
a tu lado sola.
Y se me escape el pensamiento por la ventana.
El humo chocando el cristal.
Y si jugaban mis dedos en tu pelo...
es que te quería, y te quiero.
No se trata de no querer.
Sentimos.
Tus manos me lanzaban a volar,
tu boca me vestía de reina
en la ciudad que nunca nadie conoció.
La nuestra.
Tus ojos me quitaban todo el encima,
todo el detrás, todo lo puesto y lo supuesto...
todo.
Piel y corazón fueron alimento, alivio, norte.
Yo era luna para tus mareas.
Pero viejas deidades se despertaron unos días.
Voces lejanas me llamaban desde mí.
Me conoces.
No me reconocí.
Un segundo,
frente a un espejo enorme me sorprendí
no estando.
De algo muy grande y muy hermoso escapando con serenidad.
Difuminadamente incómoda, no pude más.
Estabas ahí y en vos un cataclismo también vivía.
Me amenazaba la enredadera del pensamiento.
Nunca quise que seas el cuerpo de al lado, el inquilino del corazón.
Nunca quise que nos acostumbráramos.
Callamos al unísono.
Eso me dio pie.
Detenidos al lado del camino, creyendo que era lo acertado...
pasaron y pasaron ...pasaron tanto
paso el tiempo
paso gente
pasaron trenes y palabras
pasamos nosotros mismos con el error y el misterio
con el amor y los mapas.
No se trata tampoco de aciertos.
He manchado con té tus papeles,
he dejado enchufadas algunas cosas,
no guardé tu obstinación en el cajón ...
me fui tras de mi por la única puerta de nuestra casa.
Miré sin amargura,
atrás y adelante.
Mudo la piel.
Mientras sigues anudando la tuya y yo no quiero eso.
Sin palabras es tan puro todo.
Lo intitulable, mejor dejarlo así.
Me ha surgido este mequetrefe escrito que no creo veas.
No quisiste estando en mi,
ni mucho menos.
Solo ver...
Lamento.
Desapareció ese nos que nos embriagaba,
queda una astillita
se absorverá...con miel.
Me he mudado.
Salgo a caminar entre la gente.
Desanúdate y desnúdate en la verdad que no compartimos.
Esta es mi nota.
Ya no diré más.

domingo, 15 de mayo de 2011

Vieja decisión

Hice a mi cuerpo amigo del viento y la distancia, y me fui a buscarle una verdad a mi corazón. Algo tan grande como el cielo y las montañas, tan pequeño como una gota de lo que me gusta. Y ya no estuvo más conmigo mi corazón, se fue a posar en cada una de las cosas. Y ya no estuvo más conmigo mi corazón , se fue a fundir con la esencia y la sabia. Y ahora sólo un camino he de caminar, cualquier camino que tenga corazón. Atravesando todo su largo sin aliento, dejando atrás mil razones en el tiempo. Y morir en ese ser libre, encontrarme en el lado salvaje, ponerle alas a mi destino aunque suene cliché. Romper los dientes de este engranaje.
Hice un lugar en el refugio de mis sueños. Y guardé ahí lo más añejo. Preciado. Donde no llega el hombre con jaula ni la maquinaria de la supervivencia. Me fue mas fácil intentar la vida, que venderla al intelecto o a la conformidad. Y ahora sólo un camino he de caminar, cualquiera que tenga corazón. Atravesando todo su largo sin aliento, dejando atrás mil razones en el tiempo. Y morir en ese ser libre, encontrarme en el lado salvaje.
Romper los dientes de este engranaje.

-tucumán 2008-

Algunas cosas solo mueren

Algunas cosas solo mueren.
Siguen su curso inertes, y son más notorias
de esa incómoda forma.
A veces indiferente.
Se mueven y es como si se fueran al fondo
del océano.
Negro, totalmente inalcanzable.
Y no podemos des-agotarlo para buscar.
La muerte siempre pide a gritos comprensión.
Pero nos parece soberbia.
Y nosotros le preguntamos a ella, por qué.
Algunas cosas solo mueren.
Y Son simplemente una parte natural
del reordenamiento de nuestras vidas.


-tucuman 2009-

sábado, 14 de mayo de 2011

Piel y agua

Qué placer el agua
que recorre y pinta,
la piel nueva.
Emoción que inunda
mis ojos abiertos,
bien abiertos desde que estás aquí.
Sensación cálida y fresca,
tus ojos
que son agua en mi piel.

Agua perfumada en el renacimiento
en cada brote
de la sencilla danza nuestra...
Que le quita la respiración
a la naturaleza.
Sorprendida y sonriente,
nos deja recorrer
sus ríos.
Y somos eso.

La Emi...y su mágica "VANA IMAGEN"

De rulos saltimbanquis y rostro porcelana, no es una muñeca dama antigua...sino un torrente energético que alumbra el lugar. Laura Emilia Gutiérrez. Firuletes de colores, por dentro cuida una flor tenue pastel, de sentires. Hojas de árboles, de libros diversos que...supongo yo, le alimentan las palabras. Escribió un librito reliquia "Vana Imagen", del cual rescato la primera parte aquí. Y así escribe :


Que vanidad imaginar
                                               Que puedo darte todo, el amor y la dicha,
                                               Itinerarios, música, juguetes.
                                               Es cierto que es asi;
                                               Todo lo mio te lo doy, es cierto,
                                               Pero todo lo mio no te basta
                                               Como a mi no me basta que me des
                                               Todo lo tuyo.


                                                        Julio Cortázar – Bolero (fragmento)



I


Siempre seremos esa llama
fría, dulce, vertical.


Vamos a reconocernos en los afiches de las calles,
en las casas de cosas usadas,
en esas desventuras tan hirientes,
en las cosas que vos tenes y me faltan.


Cómplices de un mismo destino,
Tus colores se mezclaron con los míos.


Superaste estas inexistentes expectativas,
me desarmaste para reconstruirme de nuevo,
y tuviste el ápice que le faltaba a esta historia,
hecha de tierra, de fuego, de verdad.
II

A partir de vos, nada mío me pertenece.
Tus palabras, las que no dijiste,
marcaron una línea firme y concreta
en la noche callada.


¿Cómo explicarte?
Los otros son los otros,
pero tu existencia,
milagro eterno nacido de la nada.


Nacido para quedarse, aquí conmigo.
Liberándome de los aluviones, los ahogos,
las fiebres y los cerrojos,
los días y los vómitos,
las estrellas y las jornadas.
III


Nunca miraste a nadie a los ojos,
o recorriste con la yema de los dedos
el contorno de una cara,

Ni miraste tan de cerca

la virtud

antes de que sea acallada.

IV 

Haberte conocido. Que premisa más inútil, hablar de todo y de nada, fijarme con ansiedad en que puntos logramos la cohesión mas perfecta. Armados estamos como si fuésemos piezas que encajan, como si estuviéramos – y estamos – justo en donde nos corresponde.
Haberte conocido, mas allá de todo lo que pudimos haber hecho y no hicimos, que quedo como promesa de un próximo encuentro, como un sueño compartido. Y querer verte así, como sos ahora, como te conocí…cuando todas las palabras se unen en un mismo fin.

V


Quiero más juegos. Es tan simple como eso.
Dirías vos, que se puede hacer
con este resto de verano perdido,
de una presencia que se diluye
en las ganas que tengo de sentirte, de arañarte,
de pelearte y después abrazarte,
de darte las buenas noches y despertarme

en el medio de la noche a ponerme el pijama y las medias.


Si supieras como me cuesta ver el humo del narguile,
la ciudad iluminada desde el cerro, el pasto del monumento,
las copas, las veredas,
los helados, los perros.

Pero más difícil aun es esta actitud de superación disimulada,
debo negarte y fingir que hay otras cosas: no las hay.
Somos tan parecidos, vos con tus vuelos aparte,
yo con mis sinceridades tan complejas.
Decimos las cosas a medias,
pero sabemos que está sobreentendida la parte faltante.


Tal vez eras el peldaño que debía venir de tu mano, de tus palabras.
Ahora que lo he subido, me pregunto en que lugar van las fotos y el desvelo.
Sin embargo, hay que mostrar tibieza y además recelo.
Cuando en verdad algún día quiero tirar
estos procedimientos cuerdos,
las especulaciones, las diplomacias, los rodeos,
y decirte lo más racional en el medio de esta locura:
que te extraño, que te quiero.

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Un poquito de ella para ustedes, salud! 

viernes, 6 de mayo de 2011

Puntapié III

“Nunca leí, ni oí narrar en cuento o historia que el curso del amor verdadero haya discurrido en alguna ocasión con suavidad”
 El sueño de una noche de verano, I, 1.

Terminó de leerle las palabras memorizadas con tanto fervor que se puso colorada. Lo había hecho muy bien, suave, sensual…con intención de darle a él una sorpresa, llena de encanto y encima ¡de Shakespeare!...No entendía bien su contenido, pero era algo salvaje, extravagante lo que insinuaba entonces le pareció oportuno cuando lo encontró en Google.
Esperó algún gesto de él. Solamente la miraba con la boca entreabierta. Con expresión indiferente.
-¿No te gustó?
-No.- contestó-  Porque el amor no existe.
Y después de eso, pagó el café y se fue sin ganas de volver a verla en su vida.

Decían

Decía.

Se abraza a mi cuerpo como leona dormida
Y respira, sin garras.
Mis manos recorren las dunas de Cafayate
en su piel barnizada por el sol de la tarde…
Nos devoramos de postre…y ahora
no hay más hambre que la del tiempo al lado de esta historia.
En un nido inventado, a la espera de la oscuridad.
Sin duda alguna…vamos a separarnos.
Decía sin hablar…
Sabes que estoy delineándote.
Te abrís…la marea nos toca y susurra presente.
Te dejarías a mi lado…sintiéndote en casa.
Me quedaría.
No queremos dejarnos…

No dijimos más.

Puntapié II

“Cómo? ¿Se ha ido sin pronunciar una sola palabra? Sí. Así es como debería actuar el amor que es veraz. No habla porque la verdad se ve más ensalzada por los hechos que por las palabras”.

Los dos Hidalgos de Verona, II, 2.

Venía mirándome las zapatillas, sabía que por delante el camino era largo, no habría obstáculo por lo pronto y mirar cómo avanzaban los pies, cómo saltaban algunas piedras blancas, negras…chicas, con un ruidito de choque entre ellas que acompañaba al torpe de mis pasos, me tenía entretenida.
Caminaba lento, ya casi no había luz. Las piedras, las sombras del camino. No me acuerdo haber escuchado ningún sonido, hace mucho que ya no pasa el tren.
Con las manos en los bolsillos de la campera, sin frío ni calor, todo estaba concentrado en seguir. Sin estar concentrado en nada…porque podría haber caminado hasta La Pampa de esa manera sin parar.
Sigo mis pasos, a veces juego a que no tengo el control de ciertas partes de mi cuerpo. En este caso el automático de marcha estaba en ON y los niveles de cualquier otra necesidad corpórea descendían progresivamente con el desplazamiento.
Y así con esa especie de alquimia interna y urbana que se manifestaba sin más, después de mucho andar…llegué al puente.
¿Ya? Qué bárbaro…mirá vos.
Me hice la sorprendida conmigo misma, queriendo olvidar que conocía el camino.
Me paré.
Y me paré…
Miré hacia el frente, seguía una vereda de cemento desprolija, con chapas viejas esparcidas por el viento o el desinterés. Bajaba un poco más a mi izquierda con unos escalones, y había una baranda tipo barrera. Se podían ver los autos que pasaban por abajo del puente. Puente del tren. Ancho, sólido, gris…sin iluminación. Las vías como líneas que venían de allá atrás y se iban no se donde… ¿Como yo?
Casi sobre la avenida, todavía allí, sin pasos. En pausa.
Como si este accidente de mi tránsito pedruno hubiera hecho un click, y roto algún equilibrio evasivo, me alcanzó un torrente de recuerdos contenidos, briosos, desenfrenados, liberados por fin…
Con todos ellos tomando primero mis piernas, subiendo por mi cadera en un salto violento hasta comprimir con su caudal de años mi pecho, enredarme en aguas turbias y morderme el cuello de frente, con dolor…estaba parada al lado de aquel paso inservible de la ciudad.
La puta madre. 

“Disculpá, ¿tenés fuego?” 

Cómo voy a tener fuego, ¿no ves que me estoy inundando acá mismo? Me dije por dentro. 

“Flaca...”

Y me rescató de aquello con su voz. Estaba al frente mío, bueno no. En realidad yo estaba enfrente del puente y me hablaba desde el otro lado de la vía a mi derecha. Bueno, no importa! Porque en ese momento me giré y entonces si, ya estábamos frente a frente (con las vías de por medio).
Me alteró un poco el quiebre…
Me miraba.

“Ey!” movió un brazo en alto para llamar mi atención. “¿Tenés fuego?”

Sí! Saqué del bolsillo de atrás el encendedor y se lo mostré.
Entonces vino caminando medio saltando rápidamente a buscarlo, con una sonrisa y en actitud divertida.
Me lo quitó de la mano, porque yo seguía en la misma pose. Y dijo “Qué bueno y qué insólito que estés por aquí”. Sonrió de nuevo. ¿? …
Fue a sentarse en uno de los escalones, mirando hacia el flujo de vehículos que pasaba ordenado por ahí,  cuatro metros más abajo. Se movía rápido y se sentó entre un salto de piernas, circense.
Sacó un par de hojas escritas de un bolso de tela y se puso a quemarlas. 

“La vida” dijo. 

Yo ya estaba cerca suyo y me senté al lado, con un poco de distancia.
Y miraba intrigada. Serena. Qué serán esos escritos… ¿Vos qué haces por aquí? 

“De todo” 

Y no me miró ni dijo nada más hasta que terminó su acción y se puso a mirar la avenida.
Me devolvió el encendedor. Al rato conversamos sobre el color de los autos, sobre el kiosco JyJ que está abierto las 24 horas, sobre todo lo que se puede encontrar ahí…la estación de servicios, el cerro…me contó cosas que quería colgar en su casa, que le recordaron una casa en el cerro, una terraza…me preguntó muy poco y yo, pensaba que lo hacía para entrecortar su monólogo…que en realidad no le importaba mucho, entonces no le conté cosas importantes. Aunque quería… ¿por qué?
Porque estaba fascinada con este personaje…y porque mis mares voraces andaban lejos, lejos de allí…porque uno tiene estúpidas necesidades.
Pensé que encontrarme con alguien, en la vía, en la tarde de aquellos momentos míos de  absorta ocupación en la que estaba, de la nada…que aquella interrupción tendría algún significado, me abría de alguna manera una propuesta, un terreno nuevo…
Siempre pienso.
Tengo la enfermedad de pensar.
Pero además de mí, había en sus ojos un signo. Que se me quedó dibujado dentro por eso lo tengo tan patente… Que me hacía no escuchar bien a veces, lo que hablaba y algunas historias que contó mientras transcurría libre el tiempo...con su mirada. Habló de gentes, de lugares hermosos y otros no tanto. 
Parece que fue mucho, pero no. La noche maduró y mayoritariamente en silencio, en distracción por sucesos pequeños…detalles, el caminar de la gente en las veredas de las calles que se podían ver a lo lejos…unos gatos que se la pasaron merodeando el lugar, los cantares borrachos de los que vagaban de madrugada…estuvimos.
Y con el amanecer abriéndose paso, demostrando que las noches no son eternas una vez más… mientras me disponía a hacer algo inútil no recuerdo qué,  mientras pensaba que podía quedarme allí mucho rato…en compañía efimera.
Precipitadamente caímos en diferentes cuentas. 
El día le despierta cosas diferentes a cada uno... la luz olvida fantasmas.
Yo no sabía que hacer conmigo y el futuro era un concepto en blanco.
Me pareció que quería irse.
No dijo mucho, creo que no dijo nada.
Por la zona en la que estaba ayer cuando me llamó, atrás…había una escalerita…y se perdió tranquilamente. Como vino.
Miré mis zapatillas…miré al cerro. Seguí caminando en la dirección que llevaba antes, el sol empezaba a rayar mi cabeza.
 “Hasta dónde vamos?”
Ahora creo que a ningún lado concretamente, de esta manera.