sábado, 5 de mayo de 2012

Story A Day 4 : De vez en cuando

De vez en cuando se proponía fracasos seguros.
Perdía las llaves, fumaba de más.
De vez en cuando dormía entre muros, engañaba a quien amaba, se mentía eso de amar.
Era el poder y lo sólido. Luz.
De vez en cuando estallaban sus ganas en el fondo de un mar de cristal.
No salía de casa por días, no comía y nada más.
De vez en cuando vivir era dejar que los días se tachen solos en un calendario global.
Transcurrir, sin trascender. Total aquello era un engaño.
De vez en cuando.

Story A Day 5 : El caminante.

Amaneció caminando, olvidado del paso del tiempo. Llevaba la boca seca y la cara surcada por la violencia crónica de arena, sol y sequedad. Venía desde muy atrás, allá en el pasado. Podría haber interpretado el papel de un sobreviviente en alguna taquillera de Hollywood, perfectamente. Caminaba lento el hombre erguido. Pateaba el polvo bañado en polvo. No quedaban ni rastros de canciones, emociones, pulsaciones... Creo que si lo tocaban se deshacía como un mantecado viejo, como una estatua de tierra seca. Pero nadie lo hizo, nunca nadie lo vio. Atravesó su ruta milenaria. Autómata. Mono.
Entró a la ciudad por el norte y llamó terriblemente la atención de cada habitante, cada alma. Los perros lo seguían sin querer comérselo. No miró a nadie. Llegó temprano y recorrió describiendo un cuadrillé las calles del centro. Sólo se detuvo ante las puertas cerradas de un bar bastante pintoresco. Esperó sin moverse desde las 7pm hasta las 10pm cuando abrieron. Entró ensuciando todo a su paso, el dueño hizo quedar los perros fuera y lo miró extrañado. Se sentó junto a un ventanal bajo el cielo estrellado de Mayo, en el patio del lugar.

Un mojito de litro por favor, pronunció con voz de ultratumba. Y sonrió.