martes, 24 de mayo de 2011




Qué acidez la pared sin su sombra, 
apoyado contra el marco del presente. 
Qué desagrado la carnicería de todas las posibilidades que fueron. 
No me despiden ni lo perdonan estas palabras. 
Solo evocan, lo único que pude elaborar. 

Dice que no viene. 
Y así, que no llegan las manos, la espalda, 
la mirada serena, la plenitud completa de su presencia abrazadora
enorme...en todo, 
por mis mundos, de ambulante entre lo vivo y las cosas. 

El imaginario se aleja como aerostático de nuestro viaje que no terminé de llenar, 
y se soltó... por ahí. 
Y me quedo sin aire casi, casi...
transformado mi árbol interno en campos de atados, 
que escaparán por mis labios mientras divago en nosotros. 

No haremos vigilia nocturna en lo común, 
se borró la cita de la tregua
por las treguas borradas. 
Nuevos suspensivos. 
Quiero frenar con el pie, al borde de la cama el sol que va a salir. 

Desencadenante de futura ausencia, 
viaje tropical, bichos de por ahí...qué mas da. 
Yo sin manga pa´ poner la carta, me la trago y esto hago. 
La música sigue sonando, 
y nunca tantos tangos tan porteños me hicieron mirar al destino y acordarme de todos sus parientes, como ahora.