viernes, 16 de septiembre de 2011

A tus encías.

A estos ácidos y esas bases irreconciliables,
al acero inexorable...
al túnel,
circunferencia,
hamstérico,
anti poeta.
A tus encías.
Al recorrido banal de las espinas al dorso.
Le faltó una pizca de sal.
Al fin, cada estado con su receta.
A nuestro pesar, (a veces)
el libro de Doña Petrona,
no curte estos vaivenes.
¡Sal!
Humildemente sal.
Ni lichi, ni pitanga, ni jengibre, ni mezcal.
Sal de mi,
que sale el sol
y me canta esta mañana mis verdades.

1 comentario:

  1. Bueno, es que cuando a las fieras se les caen los dientes, se infantilizan o avejentan de repente. Y pierden, con ellos, todo su vigor ... entonces uno les escribe como quien manda un recuerdo al pasado.

    ResponderEliminar